La homofobia es una de las lacras que dentro del patriarcado mas cuesta erradicar. Cuestionar la coherencia con la que se presenta la identidad de género y orientación sexual dentro de la lógica binaria tiene un precio muy alto. Hembra, mujer y heterosexual u macho, varón y heterosexual.
Dos polos que se quieren presentar como antagónicos y complementarios para garantizar la reproducción social de los géneros binarios. En el plano de la diversidad sexual e identidad sexual quien disienta sufrirá transfobia, homofobia, lesbofobia o bifobia. Mecanismos casi automáticos que engrasan el sistema de sexo/género vertebrando políticas de inclusión y exclusión para con las personas homosexuales, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales, queers, etc.
El sistema de dominación sexo/género muta en heterofalopatriarcal en un contexto donde la masculinidad y feminidad como constructos están en constante cambio y crisis. Existe una aversión irracional con la feminización o masculinización no funcional, esa que incomoda. Ahí surge la plumofobia. Un miedo compartido a la flexibilidad de las masculinidades/feminidades. Deconstruir la homofobia y analizar los actos discriminatorios en sí nos llevan a detectar el fenómeno de la plumofobia dónde se detecta un binarismo de género terrible. En el caso de los gays vemos como la pluma se convierte a veces en un elemento clave que discrimina aún mas a los gays tachándolos de femeninos, débiles, escandalosos y con un rol sexual determinado. Parémonos a pensar en la estigmatización falocrática que existe a veces con los gays pasivos por el simple hecho de alardear de placer anal.
Dentro de la comunidad gay esa plumofobia es interiorizada a veces como elemento adaptativo a un contexto hostil, no vaya ser que parezca demasiada transgresora mi forma de vivenciar la masculinidad. Lo mismo que muchos heteros interiorizan la imagen del cavernícola con pelo en pecho. En caso de ser gay pueden ocurrir dos cosas: o bien que asumas la pluma como un estigma y trates de evitarla o bien que seas consciente de que serás tachado de afeminado y te conviertas en superviviente. Vemos como en este caso la homofobia es múltiple y mas agresiva. A nivel social sin entrar a valorar la orientación o identidad nos detenemos en la pluma, el amaneramiento, la apariencia, la estética, lo físico... de ahí surge la plumofobia como etiquetamiento y estigmatización de una identidad al tratar de clasificarla en una escala meritocrática. Los buenos machos, los disidentes y cómplices, colegas de la feminidad, gays o maricas con pluma. La plumofobia sería un tipo de discriminación compartida que sufren los disidentes con la feminidad y la masculinidad, algo que afecta a muchas personas heterosexuales. Los hay que no vivencian una feminidad o masculinidad ideal y se ven mermados de alguna manera.
Dentro de la heteronormatividad se generan puntos de fuga para el niño hetero que hace ballet, el metrosexual, la chica culturista o el deportista de gimnasia artística. Prácticas no-binaristas que comparten un estigma funcional: marimacho o mariquita, aún sin ser lesbiana y gay. Etiquetas que cuestionan su heterosexualidad por plantearse transfronteriza. En esa incomprensión que vivencian pueden representarse alianzas entre los géneros para apostar por el no-binarismo.
Vemos por tanto que la base de la homofobia radica en la concepción binaria y esencialista de la masculinidad y feminidad. Mientras el acceso a lo femenino sea hostil para los varones existirá un estigma que afectará primeramente a las personas heterosexuales que apuestan por una sexualidad igualitaria, visto de esta manera se conseguirá que la sociedad en general asuma como propia la lucha contra la plumofobia y por ende contra los elementos patriarcales que limitan la plasticidad en las atribuciones de género.
Puesto que la plumofobia nos afecta como ideología de género que define cuerpos y encorseta las masculinidades y feminidades, debemos dejar claro que la plumofobia transciende el discurso identitario cohibiendo a toda la sociedad. Si luchamos contra la homofobia pero no trabajamos la deconstrucción de los límites de las masculinidades y feminidades no conseguiremos que la diversidad de género sea una realidad y por tanto la diversidad sexual una opción. Y es que en verdad todas tenemos pluma, porque todas vivimos las masculinidades y las feminidades de diversas maneras. Por eso luchemos contra la plumofobia y nos cargaremos la homofobia.
Tomado de: http://www.asociacionnos.org/noticias/plumas-insumisas-%C3%A1ngel-amaro
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