(Cuarta Entrega)
La teoría sexo género
Según las teóricas feministas Donna Haraway13 , Teresa de Lauretis14 o Rosi Braidotti 15 el concepto de género no fue originariamente feminista sino que sus primeras conceptualizaciones, en el sentido en que lo entendemos en la actualidad, proceden del campo de la medicina, biología o lingüística.
En la década de los cincuenta Jhon Money y Patricia Tucken utilizaron el concepto de identidad de género en su libro Asignaturas Sexuales. En 1968 el término género aparece en el título del libro de Robert Stoller Sex and Gender y en 1972 en el trabajo de Ann Oakley titulado Sex, Gender and Society. En esos libros ya se presenta el término sexo asociado a las características biológicas que diferencian a los machos de las hembras o a los varones de las mujeres, y el concepto de género vinculado a la cultura y a la definición de la masculinidad y de la feminidad realizada por las diversas culturas.
En la teoría feminista los antecedentes del concepto de género se pueden encontrar en la obra de Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, publicada en 1949 y en la que se afirma: “No se nace mujer, llega una a serlo”, con lo que se quiere significar que la feminidad no deriva de una supuesta naturaleza biológica sino que es adquirida a partir de un complejo proceso cuyo resultado es hacer de un ser del sexo biológico femenino (o masculino) una mujer (o un hombre). De esta forma Simone de Beauvoir inicia la crítica a los argumentos naturalistas y deterministas que justificaban la inferioridad del sexo femenino al tiempo que enfatiza la importancia desempeñada por la cultura, las tradiciones o la historia para que las mujeres se conviertan en el segundo sexo.
Posteriormente, en la década de los setenta, el feminismo anglosajón teoriza y sistematiza las tesis de Simone de Beauvoir. La nueva teorización se presentó y concretizó en el concepto de género, concepto que se manifestó en principio muy liberador para las mujeres al permitir combatir las tesis biologicistas que condicionaban el estatus y rol de las mujeres a su anatomía.
La primera sistematización del sistema sexo/género la presenta la antropóloga Gayle Rubin en un artículo titulado “The Traffic in Womwen: Notes on the Political Economy of Sex”16, publicado en 1975, en el que defiende que todas las relaciones sociales están generizadas y que son esas relaciones sociales –y no la biología- lo que contribuye a la opresión de las mujeres.
Rubin afirma que la “domesticación” de las hembras humanas, la “opresión” de las mujeres no es un hecho natural, es un producto social que se lleva a cabo por medio de un sistema de parentesco controlado por los varones, es lo que llama sistema sexo/género, entendido como “un conjunto de disposiciones por el cual la materia biológica del sexo y la procreación humana son conformadas por la intervención humana y social y satisfechas en una forma convencional, por extrañas que sean algunas de esas convenciones”17.
Basándose en la obra de Levi Strauss, Las estructuras elementales de parentesco, afirma que en las sociedades primitivas la primaria organización social de la actividad económica, política, ceremonial y sexual son las estructuras de parentesco. Uno de los elementos claves de estas estructuras de parentesco es el “regalo” o “don”. En esas sociedades circulan todo clase de cosas: alimentos, hechizos, rituales, palabras, nombres, adornos, herramientas y poderes. En esas transacciones ninguna de las partes gana nada, existe reciprocidad. Existe, sin embargo, un intercambio, el principal regalo que puede intercambiarse, la mujer, en el que la relación que se establece no es sólo de reciprocidad sino de parentesco ya que la mujer se intercambia para ser esposa.
A partir de este análisis Gayle Rubin acuña el concepto de sexo/género al descubrir que las propias relaciones de parentesco están generizadas y jerarquizadas al existir un sujeto capaz de convertir a alguien en objeto. Si los hombres dan a las mujeres es que éstas no pueden darse a sí mismas. Y si la forma básica del intercambio es el matrimonio, la heterosexualidad está implícita como opción permitida. Por lo tanto en el intercambio de mujeres hay que situar el origen de la opresión de las mujeres, en el sistema social, no en la biología. Posteriormente en un trabajo titulado Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad se corrige a sí misma por no haber distinguido entre género y sexualidad y por haber podido transmitir la idea de que el sexo es una realidad natural, constante, universal y ajena a la historia, cuando es una realidad política y organizada en sistemas de poder que alientan determinadas prácticas o individuos en tanto que castigan o reprimen a otros18.
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13 Haraway, Donna, “Gender for a Marxist Dictionary: The Sexual Politics of a Word” en Simians, Cyborgs and Women, pp. 127- 148.
14 Lauretis, Teresa de, “Eccentric Subjects: Feminist Theory and Historical Consciousnes”, Feminist Studies, nº 1, 1990, pp. 115-150.
15 Braidotti, Rosi, Sujetos Nómades, Paidós, Barcelona, 2000.
16 Traducido al castellano en Gortari, Ludka de (coord.), Nueva Antropología. Estudios sobre la mujer: problemas teóricos. Conac y T/Uam. Iztapalapa, 1986.
17 Rubin, Gayle, ibid, p. 44.
18 Rubin, Gayle, “Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad” en Vance; Carole (comp.) Placer y peligro: explorando la sexualidad femenina, Madrid, Revolución, 1989.
Tomado de: http://areasgyr.files.wordpress.com/2011/03/genero-identidad.pdf
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