domingo, 14 de agosto de 2011

El Sistema Sexual Bipolar en el Origen de la Resistencia Sexual

(Fracmento de “Análisis antropológico de la transexualidad, entre la realidad cultural y la resistencia social” de Rosalía Rodríguez Alemán)

La resistencia social ante las personas transexuales se fundamenta, por tanto, en nuestra cultura, la cual está plenamente comprometida con la idea de la inmutabilidad del par hombre-pene-masculinidad y mujer-vagina-feminidad. Tal concepción se levanta sobre la consideración del sexo, y por ende, del género como algo natural, y a su vez esta consideración nace y se sostiene por el patriarcado, una concepción del mundo, de la sociedad y de las relaciones humanas nacida en la Roma Antigua y perpetuada hasta la actualidad.

"El patriarcado es un orden de poder, un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Y está basado en la supremacía de los hombres y los masculino, sobre la infravaloración de las mujeres y lo femenino", tal y como afirma Lagarde (1994, p. 397).

En este orden, un modelo determinado de hombre (blanco, rico, heterosexual, etc.) se ubica en el centro y establece (en muchos aspectos de la vida, desde la sexualidad hasta lo político, pasando por lo económico, lo religioso, etc.) relaciones de dominación y opresión sobre otros hombres y sobre todas las mujeres.

De ello se deriva un orden social asimétrico, etnocéntrico, clasista, misógino, homófobo, transfóbico, etc. Esto es, toda persona que se aleje del modelo androcéntrico (ideal) es sujeto de discriminación, de inferiorización, de infravaloración y así lo son, mayoritariamente, las mujeres, las personas de otras etnias, los/as pobres, los/as homosexuales, los/as transexuales. Por supuesto, este orden genera en las personas "diferentes", y especialmente en el caso de las personas transexuales además de exclusión, dolor y/o angustia.

Así, estas personas viven como un problema personal un problema que es realmente cultural y social. La construcción sexual-genérica de la realidad hace que el lenguaje niegue otras posibilidades, el Estado y el sistema legal perpetúen el sistema y la medicina se preste a "arreglar" las disfunciones......

…… y en general, el resto de la sociedad es incapaz de deshacer la confusión entre la homosexualidad, el travestismo o la transexualidad, tratando todas estas expresiones humanas como si fueran una misma cosa y etiquetando a los hombres que participan de ellas de "maricas", mientras las mujeres, mayoritariamente, optan por su autoinvisibilización.

De la ignorancia y de los estereotipos que rodean a la transexualidad surge en la sociedad la transfobia, un sentimiento irracional y sin justificación hacia a las personas transexuales, que se expresa en forma de rechazo, desprecio o agresión……

…… Las bases del patriarcado inspirador de tal odio se han ido erosionando debido a la presión de distintos movimientos sociales que han cuestionado el supuesto modelo “natural” bipolar y los comportamientos, actitudes, temores, etc., que genera, a la par que han ido reclamando una identidad propia, el respeto de la misma y de los derechos que les corresponden.

Siguiendo una secuencia temporal, encontramos entre estos movimientos transgresores del mandato de género a: el feminismo, iniciado como tal en el siglo XIX y reforzado en la década de los setenta; el movimiento homosexual emergente en los setenta; y el movimiento transexual, visualizado como tal a finales de los setenta.

El movimiento feminista es uno de los pioneros en la transgresión de género, pues al tratar de romper con la subordinación femenina, cuestionando la feminidad tradicional y sus opresiones, ha subvertido un orden social que parecía, por su vigencia en el tiempo, inmutable, desestabilizando la misma polaridad del sistema de género.

"Este siglo (pasado) ha presenciado, entre confuso y orgulloso, la aparición de las mujeres en escenarios que antes tenían nombre masculino. También los hombres se han asomado tímidamente a los lugares donde las mujeres han creado sus reinos desde tiempo inmemoriales. Transgrediendo límites que parecían perpetuos, se ha puesto al descubierto que los papeles definidos para las mujeres y para los hombres son modificables. Abriendo así un inmenso territorio para la libertad y el deseo" (Hess y Caro, 1995, p. 7).

La organización y las reivindicaciones de gays y lesbianas llegaron como una nueva transgresión, esta vez hacia una sexualidad impuesta y encorsetada, que ha posibilitado el reconocimiento de distintas orientaciones o preferencias sexuales. Un duro golpe a esa "virilidad" asfixiante de la que alardea el orden androcéntrico.

La organización y las reivindicaciones de los/as transexuales permite visualizar distintas identidades sexuales o de género, lo cual supone una de las transgresiones más difíciles de encajar por el orden patriarcal, porque el que una mujer biológica opte por ser hombre es aceptable de alguna manera en tanto que parece que se decanta hacia el modelo valorizado por la sociedad, pero el que un hombre biológico se convierta en mujer, esto es, opte por características y cualidades asociadas a lo femenino, que es infravalorado socialmente, es considerado una terrible desviación. Y es, sin embargo, la respuesta más subversiva ante el orden binario impuesto por la cultura.

La sociedad, que no ha reflexionado sobre los Kmites que impone la masculinidad y la feminidad, confunde la identidad genérica con la identidad de la humanidad, y reacciona con un discurso catastrofista, hablando en términos de crisis de la moral, de las costumbres, etc. La historia de la humanidad es la historia de las instituciones sociales (familia, gobierno, etc.) y de sus cambios, promovidos por movimientos sociales que experimentaban algún tipo de opresión y no por ello, la sociedad ha estado o está en crisis.

Estos movimientos y las personas feministas, gays, lesbianas y transexuales reivindican distintas formas de "ser mujer" y de "ser hombre", frente a la concepción androcéntrica dominante opresiva, verificando —tal y como se apuntó anteriormente— que la genitalidad no es destino.


Tomado de: “Anuario de filosofía, psicología y Sociología de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria”

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