(Fragmento del comentario de Mariana Espeleta Olivera sobre “El crepúsculo de Heterolandia, Mester de Jotería, Ensayos sobre cultura de las exhuberantes tierras de la Nación Queer” escrito por Antonio Marquet)
Heterolandia es el territorio simbólico en el que las relaciones de producción y reproducción sociales se desarrollan en el marco de las fantasías del patriarcado y la violencia homogeneizadora del discurso heteronormado (15). Esta fantasía concibe una realidad monolítica en la que deben reproducirse infinitamente sus normas y valores con el fin de perpetuar el modelo y el status quo. Así pues, resulta prioritario negar sistemáticamente toda aquella conducta que se escape del paradigma, así como oprimir, reconducir y castigar a aquellos individuos que con sus acciones o con su manera de estar en el mundo infrinjan las normas de Heterolandia. Todos los medios de control serán enfilados hacia el cumplimiento de esta tarea, ya que solo así podrá ser garantizado el orden, el avance y el desarrollo de la civilización.
Sin embargo, un espacio alternativo que opera desde la periferia, va superponiéndose poco a poco logrando minar el falso cuento de hadas de Heterolandia; se trata de la Nación Queer –compuesta por todas aquellas identidades genéricas: transgénero, transexuales, lesbianas, gays, homosexuales, bisexuales— que abanderan la resistencia y emergen de todos los puntos con fuerza creciente para demostrar que la realidad no es binaria, que Heterolandia no es ni natural ni la única opción posible y, sobre todo, que está en su ocaso…
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