sábado, 13 de agosto de 2011

Heterosexualidad, homosexualidad y género

Tomado de “HOMONORMATIVIDAD Y EXISTENCIA SEXUAL. AMISTADES PELIGROSAS ENTRE GÉNERO Y SEXUALIDAD” de Ángel Moreno Sánchez y José Ignacio Pichardo Galán

Para D’Emilio (1993) el capitalismo ha posibilitado la existencia de una identidad gay y un estilo de vida basado en las relaciones con personas del mimo sexo al permitir –gracias a los salarios individuales– que los individuos puedan permanecer al margen de la familia heterosexual cuando se supera la necesaria interdependencia que se daba en el modelo anterior: la familia era una unidad económica y de producción y sus miembros eran económicamente interdependientes.

Este estilo de vida necesita ser nombrado y aunque hay varios intentos surgidos por parte de los propios protagonistas de las relaciones no heterosexuales (uranismo, por ejemplo) será la medicina la que lo nombre como homosexualidad y le dé carácter de enfermedad o anomalía (lo mismo que hará con todas aquellas sexualidades que no encajan en el sistema). No obstante, le reconocerá existencia y a partir de ese momento, lo que hasta entonces había sido considerado como único y natural, la heterosexualidad, necesitará también ser nombrada.

De forma paralela, aunque las realidades biológicas a las que se refiere la sexualidad son tremendamente amplias y diversas, se crea el concepto de homosexualidad y, posteriormente, de heterosexualidad para que el sistema binario y dicotómico pueda tener su correlato en la expresión y vivencia de la sexualidad. Así, el modelo totalmente dicotómico en el que existen dos sexos y sólo dos sexos, se refuerza y reproduce con la homosexualidad y, su otra cara, la heterosexualidad. La homosexualidad aparece como contraste de la heterosexualidad. Si no se es homosexual, se es heterosexual. Si una persona no se siente atraída por personas del otro sexo, entonces se siente atraída por personas de su mismo sexo. Y esto es así por naturaleza, de una forma esencial, estable en el tiempo y en el espacio.

El hecho de que los sistemas de estructuración de la realidad basados por un lado en el sexo (hombre-mujer) y el género (masculino-femenino) y por otro en la sexualidad y las identidades sexuales estén imbricados y se retroalimenten, no implica que sean lo mismo. No es lo mismo el género que la heterosexualidad obligatoria o la identidad sexual. De hecho, per se, la homosexualidad o las identidades sexuales dicotómicas, si bien ponen en cuestión la heteronormatividad del sistema sexo/género, no ponen necesariamente en cuestión la construcción social del género, sino que en muchos casos incluso la reifican, ya que convierten al sexo (hombre/mujer) y al género (masculino/femenino) en una frontera a la hora de establecer prácticas e identidades sexuales.

En el caso del sistema de sexo/género occidental-global, la homosexualidad toma carta de naturaleza sin tener que, necesariamente, superar el modelo de género. Aunque, claro, hay muchas más posibilidades para que, una vez superado el modelo heteronormativo se supere el modelo basado en el género, del mismo modo en que no se pudo poner en cuestión la heteronormatividad hasta el momento en que no se puso en cuestión el sistema de género por parte del feminismo. Pero hay que diferenciar ambos sistemas y desmenuzarlos conceptual, analítica y teóricamente, aunque en la práctica, como veremos al final de este texto, conviene vincular la relación entre los sistemas, ya que la lucha por desmontar uno provee los instrumentos teóricos para subvertir el otro y viceversa, como ocurre en el caso del feminismo y del autodenominado movimiento LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

Tomado de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/623/62310110.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...